martes, 27 de abril de 2010

La motivación extrínseca


Martes 27 de Abril, 8am.

Estamos reunidos en el Hospital Cayetano Heredia para la tradicional revista de revistas, espacio de compartir búsqueda bibliográfica sobre artículos científicos de Infectología, Medicina Tropical y zoonosis.

Empieza el primer médico residente, hace su charla amena y llevadera, todos entendimos el tema y pudimos participar de la ronda de preguntas. Turno de la segunda expositora, si bien el tema fue tedioso, al menos se preocupó de mantenernos despiertos relacionando lo de su presentación con casos clínicos del servicio.

Sin embargo, los 2 que siguieron fue, no se si llamarlo, un adormecimiento general, una narcolepsia o simplemente un somnífero digital. La mayoría de los presentes, jefes de servicio incluído, nos quedamos dormidos. Realmente yo me moría de vergüenza por dormirme frente a los demás, pero al verlos a todos igual, me desinhibí.

¿Qué tendrá que ver esto con la docencia? MUCHO

Al igual que estos dos médicos residentes, algunos profesores se limitan a copiar páginas web o cuadros de revistas o libros, sin importarles la pertinencia con el auditorio que les va a escuchar, en este caso, nuestros alumnos. Si los presentes aquí en el Hospital estamos motivados por nuestra carrera profesional (motivación extrínseca) y nos dormimos, bueno es una falta nuestra. Pero nuestos alumnos en la escuela van desmotivados en su mayoría y queriendo que ese trance pase rápido.
Como profesores debemos potenciar la motivación extrínseca en nuestras clase. No sólo hacer alguna payasada al inicio y captar la atención de los estudiantes, sino que ésta debe ser permanente. Tenemos que despertar en ellos las ganas y deseos por aprender y por participar de cada clase, engancharlos a que vayan a nuestro ritmo y nosotros adecuarnos al de ellos. De lo contrario, la imagen de este post la vamos a ver a diario en las aulas.
Aún recuerdo cuando en mis épocas universitarias me quedaba seco en clase. Bueno me justificaré diciendo que mis profesores parecía más que recitaran a Quevedo que enseñarnos a desenvolvernos como futuros médicos veterinarios. Ahora con todas las innovaciones que se pueden aplicar a la educación, tanto básica como superior, este panorama debería recordarse como una anécdota y no verse día a día en las aulas.

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